Tuesday, February 06, 2007
Llegar a ser dueños de nuestras economías
Es una hipocresía escuchar el discurso del Banco Mundial (BM) sobre inequidad y pobreza. ¿Cuánto tiempo más la comunidad internacional va a aceptarle presentar políticas pro-pobres, cuando el BM hizo desaparecer de sus informes anuales en los años ochenta los datos sobre desigualdad?
Precisamente, entre este y el Fondo Monetario Internacional (FMI) desmantelaron lo poco de las políticas redistributivas que se aplicaban entonces, "y ahora dicen hay que hacer algo, un poco, no demasiado", ironizó el politólogo belga Erick Toussaint, durante la primera jornada de debates del IX Encuentro sobre Globalización y Problemas del Desarrollo.
El Banco Mundial se fundó en 1944. Su función oficial es reducir la pobreza mediante la concesión de préstamos a los gobiernos de los países miembros más pobres —habitualmente llamados países en desarrollo— y mejorar la salud de sus economías al igual que la calidad de vida de sus habitantes.
Sin embargo, ha sido más que todo un instrumento de dominación para aplicar modelos favorables a los poderosos. Entretanto, la función del Estado en las naciones víctimas de esta política consiste en retomar el manejo de su economía a favor del crecimiento.
No es suficiente con soluciones cosméticas como la de ofrecer "cien pesos a la familia para que envíen a los niños a la escuela". El cambio real consistiría en el acceso a los servicios básicos: educación, salud, derecho a la tierra, a los medios de producción y la devolución de las empresas que robaron las transnacionales.
Lo cierto es que tanto las políticas del BM como las del FMI han fracasado en su propósito. Basta de que hagan la estadística de los pobres del mundo.
¿NUEVA CRISIS SE CIERNE?
Ciertos indicadores advierten acerca de una nueva crisis económica en Estados Unidos, incluso pudiera haber comenzado ya, pero en esta ocasión los efectos serían más graves que en el 2002.
También en ese país del Primer Mundo aumenta la brecha entre ricos y pobres, estos últimos alcanzan la cifra de 37 millones. Además, la deuda anual que contrae alcanza la magnitud de cuanto produce México en ese mismo periodo.
La recesión ocurrida en el 2001 en EE.UU. estuvo acom-pañada de grandes quiebras como la de la empresa energética Enron (la mayor de la historia). Desde entonces disminuyó la inversión, en tanto los desequilibrios persisten y surgen otros nuevos.
Los déficit comercial y de cuenta corriente, la deuda y sobrevaluación del mercado accionario (comparable a la de los años treinta), penden sobre la economía. A pesar de todo, crecen las ganancias. Semejante contradicción ha llevado al economista mexicano Alejandro Valle creer que son ganancias ficticias.
Y si lo fueran, ello implicaría que la próxima crisis puede ser severa, global y no solo dentro de Estados Unidos. Afectaría considerablemente a América Latina y en particular a los países más dependientes del poderoso vecino, enfatizó.
Precisamente, entre este y el Fondo Monetario Internacional (FMI) desmantelaron lo poco de las políticas redistributivas que se aplicaban entonces, "y ahora dicen hay que hacer algo, un poco, no demasiado", ironizó el politólogo belga Erick Toussaint, durante la primera jornada de debates del IX Encuentro sobre Globalización y Problemas del Desarrollo.
El Banco Mundial se fundó en 1944. Su función oficial es reducir la pobreza mediante la concesión de préstamos a los gobiernos de los países miembros más pobres —habitualmente llamados países en desarrollo— y mejorar la salud de sus economías al igual que la calidad de vida de sus habitantes.
Sin embargo, ha sido más que todo un instrumento de dominación para aplicar modelos favorables a los poderosos. Entretanto, la función del Estado en las naciones víctimas de esta política consiste en retomar el manejo de su economía a favor del crecimiento.
No es suficiente con soluciones cosméticas como la de ofrecer "cien pesos a la familia para que envíen a los niños a la escuela". El cambio real consistiría en el acceso a los servicios básicos: educación, salud, derecho a la tierra, a los medios de producción y la devolución de las empresas que robaron las transnacionales.
Lo cierto es que tanto las políticas del BM como las del FMI han fracasado en su propósito. Basta de que hagan la estadística de los pobres del mundo.
¿NUEVA CRISIS SE CIERNE?
Ciertos indicadores advierten acerca de una nueva crisis económica en Estados Unidos, incluso pudiera haber comenzado ya, pero en esta ocasión los efectos serían más graves que en el 2002.
También en ese país del Primer Mundo aumenta la brecha entre ricos y pobres, estos últimos alcanzan la cifra de 37 millones. Además, la deuda anual que contrae alcanza la magnitud de cuanto produce México en ese mismo periodo.
La recesión ocurrida en el 2001 en EE.UU. estuvo acom-pañada de grandes quiebras como la de la empresa energética Enron (la mayor de la historia). Desde entonces disminuyó la inversión, en tanto los desequilibrios persisten y surgen otros nuevos.
Los déficit comercial y de cuenta corriente, la deuda y sobrevaluación del mercado accionario (comparable a la de los años treinta), penden sobre la economía. A pesar de todo, crecen las ganancias. Semejante contradicción ha llevado al economista mexicano Alejandro Valle creer que son ganancias ficticias.
Y si lo fueran, ello implicaría que la próxima crisis puede ser severa, global y no solo dentro de Estados Unidos. Afectaría considerablemente a América Latina y en particular a los países más dependientes del poderoso vecino, enfatizó.