Monday, November 06, 2006
Estados Unidos bloquea Internet en Cuba (l)
El ancho de banda «autorizado» al país por la Casa Blanca para la conexión a la red de redes es casi igual al de muchas empresas e incluso particulares que poseen banda ancha en otros países del mundo
Por: Amaury E. del Valle
Correo: informaticajr@jrebelde.cip.cu
Un estudio divulgado recientemente por la revista PCWorld sobre la conexión a Internet en diversos países, afirma que muchos usuarios particulares tienen acceso hoy mediante pago a anchos de banda que en ocasiones superan los cien megabytes por segundo (Mbps), gracias a la extensión de las conexiones de alta velocidad y la fibra óptica.
Así, en países como Australia, Bangladesh, Reino Unido, Italia o Estados Unidos, las personas pueden acceder a un servicio de alta velocidad (DSL) con una velocidad de transferencia directa de hasta 24 megabites por segundo, e incluso en Noruega o Japón, por ejemplo, algunos usuarios particulares tienen ya conexiones de fibra óptica tan rápidas que sobrepasan los cien Mbps.
Indudablemente, esta posibilidad de «descargar» o «subir» información desde o hacia Internet ha posibilitado el desarrollo de nuevas prestaciones como la televisión digital o la transferencia de películas, y en el mundo científico ha facilitado efectuar experimentos on line y hasta transmitir operaciones en vivo.
La gran paradoja de lo anterior es que un solo usuario corporativo o incluso particular, en Europa, Asia o Estados Unidos, tiene hoy una velocidad de conexión a la red de redes mayor que la que tiene Cuba, un país con más de once millones de habitantes, que apenas tiene autorizados, vía satélite, para Internet 65 Mbps de ancho de banda para la salida y 124 Mbps para la entrada.
De hecho, a pesar de que Cuba cuenta hoy con acceso a Internet, esta «autorización» para conectarse a ella la dio, como si fuera una dádiva, el gobierno norteamericano en 1996, y no por buena voluntad, sino para explotar la web como una vía más para promover la subversión interna, el terrorismo y las presiones contra la Revolución.
Desde el surgimiento de Internet, Estados Unidos ha torpedeado el acceso de Cuba a la red informática mundial, y a la vez ha desatado una feroz campaña contra la Revolución acusándola de no dar libertad de conexión a la misma.
En realidad, por culpa de las leyes del bloqueo, el país no puede conectarse a los canales internacionales de fibra óptica que pasan muy cerca de sus costas, y tiene que hacerlo vía satélite, lo que es más caro y limita considerablemente este recurso.
Además, cada vez que Cuba intenta añadir un nuevo canal a Internet, la contraparte estadounidense debe obtener la licencia apropiada del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. De modo similar, si una compañía norteamericana quiere abrirle un nuevo canal a Cuba o decide aumentar la velocidad de la conexión, igualmente debe expedirse una licencia.
Eso explica el por qué de la «estrechez de banda» que tenemos los cubanos, por la política hostil del gobierno norteamericano, y también porque, ante esta realidad, la nación ha decidido priorizar la conexión a la red de manera organizada para garantizar un uso social de la misma, y que pueda ser utilizada adecuadamente por médicos, científicos, estudiantes, profesionales, personalidades de la Cultura, empresas, centros de investigación y muchos más.
Esta estrategia, reconocida por organismos internacionales como un modelo a seguir por los países en desarrollo, ha posibilitado que hoy existan más de 1 370 sitios virtuales bajo el .cu, 940 000 usuarios de correo electrónico y otros 219 000 de Internet, todo lo cual se multiplica en cientos de miles más si se tiene en cuenta el carácter social de muchas de estas facilidades, que permite que un mismo punto de conexión sea utilizado por varias personas, al igual que sucede con una cuenta de correo electrónico.
Por: Amaury E. del Valle
Correo: informaticajr@jrebelde.cip.cu
Un estudio divulgado recientemente por la revista PCWorld sobre la conexión a Internet en diversos países, afirma que muchos usuarios particulares tienen acceso hoy mediante pago a anchos de banda que en ocasiones superan los cien megabytes por segundo (Mbps), gracias a la extensión de las conexiones de alta velocidad y la fibra óptica.
Así, en países como Australia, Bangladesh, Reino Unido, Italia o Estados Unidos, las personas pueden acceder a un servicio de alta velocidad (DSL) con una velocidad de transferencia directa de hasta 24 megabites por segundo, e incluso en Noruega o Japón, por ejemplo, algunos usuarios particulares tienen ya conexiones de fibra óptica tan rápidas que sobrepasan los cien Mbps.
Indudablemente, esta posibilidad de «descargar» o «subir» información desde o hacia Internet ha posibilitado el desarrollo de nuevas prestaciones como la televisión digital o la transferencia de películas, y en el mundo científico ha facilitado efectuar experimentos on line y hasta transmitir operaciones en vivo.
La gran paradoja de lo anterior es que un solo usuario corporativo o incluso particular, en Europa, Asia o Estados Unidos, tiene hoy una velocidad de conexión a la red de redes mayor que la que tiene Cuba, un país con más de once millones de habitantes, que apenas tiene autorizados, vía satélite, para Internet 65 Mbps de ancho de banda para la salida y 124 Mbps para la entrada.
De hecho, a pesar de que Cuba cuenta hoy con acceso a Internet, esta «autorización» para conectarse a ella la dio, como si fuera una dádiva, el gobierno norteamericano en 1996, y no por buena voluntad, sino para explotar la web como una vía más para promover la subversión interna, el terrorismo y las presiones contra la Revolución.
Desde el surgimiento de Internet, Estados Unidos ha torpedeado el acceso de Cuba a la red informática mundial, y a la vez ha desatado una feroz campaña contra la Revolución acusándola de no dar libertad de conexión a la misma.
En realidad, por culpa de las leyes del bloqueo, el país no puede conectarse a los canales internacionales de fibra óptica que pasan muy cerca de sus costas, y tiene que hacerlo vía satélite, lo que es más caro y limita considerablemente este recurso.
Además, cada vez que Cuba intenta añadir un nuevo canal a Internet, la contraparte estadounidense debe obtener la licencia apropiada del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. De modo similar, si una compañía norteamericana quiere abrirle un nuevo canal a Cuba o decide aumentar la velocidad de la conexión, igualmente debe expedirse una licencia.
Eso explica el por qué de la «estrechez de banda» que tenemos los cubanos, por la política hostil del gobierno norteamericano, y también porque, ante esta realidad, la nación ha decidido priorizar la conexión a la red de manera organizada para garantizar un uso social de la misma, y que pueda ser utilizada adecuadamente por médicos, científicos, estudiantes, profesionales, personalidades de la Cultura, empresas, centros de investigación y muchos más.
Esta estrategia, reconocida por organismos internacionales como un modelo a seguir por los países en desarrollo, ha posibilitado que hoy existan más de 1 370 sitios virtuales bajo el .cu, 940 000 usuarios de correo electrónico y otros 219 000 de Internet, todo lo cual se multiplica en cientos de miles más si se tiene en cuenta el carácter social de muchas de estas facilidades, que permite que un mismo punto de conexión sea utilizado por varias personas, al igual que sucede con una cuenta de correo electrónico.